
Durante más de dos décadas, el SEO (Search Engine Optimization) ha sido el pilar para que las marcas logren visibilidad en internet, centrando sus esfuerzos en posicionarse en los primeros resultados de Google. Sin embargo, por primera vez en 22 años, las estadísticas globales muestran una caída en el tráfico orgánico proveniente de los buscadores tradicionales.
La causa de este cambio no está en la pérdida de interés por parte de los usuarios, sino en la irrupción de nuevos buscadores impulsados por inteligencia artificial, como ChatGPT, Gemini o Perplexity, que entregan respuestas directas y completas sin que el usuario deba hacer clic en un enlace externo.
Un nuevo escenario para las marcas
Este cambio implica que el objetivo ya no es únicamente “estar en la primera página de Google”, sino convertirse en la fuente confiable que estos sistemas de IA citan al entregar sus respuestas. En otras palabras, la visibilidad ahora depende de la capacidad de las marcas para aparecer dentro del contenido generado por la IA.
Para lograrlo, las empresas deberán adaptar sus estrategias de contenido, priorizando:
- Información precisa y verificada que pueda ser tomada como referencia por la IA.
- Estructuras claras y ordenadas que faciliten la interpretación del contenido por los algoritmos.
- Datos actualizados y contextuales, especialmente relevantes en industrias que dependen de la inmediatez y la autoridad informativa.
Oportunidad y desafío
Si bien este cambio supone un reto para el SEO tradicional, también abre nuevas oportunidades. Las marcas que logren posicionarse como referentes en su rubro podrán aparecer en miles de respuestas diarias, multiplicando su alcance sin depender de un clic.
En el contexto chileno, este ajuste es especialmente relevante para empresas que buscan atraer clientes mediante contenido educativo, informativo o de alta especialización. La confianza, la calidad y la adaptabilidad serán las monedas más valiosas en esta nueva era del posicionamiento online.